martes, 11 de diciembre de 2012

Buen hablar



autora: Paula Garrido, 3ºA
Sandra y Lucía eran dos hermanas que vivían en un pequeño pueblo en los Pirineos. Pese a ser hermanas, Sandra y Lucía eran muy diferentes. Lucía era una chica terca, egoísta y confiada de sí misma. Pese a su mala actitud, era la favorita de su madre, la cual tenía una actitud muy parecida a la de Lucía. Sandra, en cambio, era una chica tranquila, bondadosa y amable con todo el mundo. Pero, al parecer, esa positividad no gustaba a su madre, y por eso siempre la trataba con desprecio.

Un día las dos hermanas fueron a la fuente que hay en lo alto de una colina para ir a coger agua. Al volver a casa, Lucía iba paseando con su cubo lleno cuando una anciana se acercó para pedirle un poco de agua porque estaba muy sedienta. Lucía se empezó a reír y le dijo que ni lo soñase, que esa agua era suya. La anciana, para vengarse, le echó una maldición: “cada vez que de tu boca salgan palabras desagradables y ordinarias, a la vez, de tu boca saldrán sapos y culebras”. Al rato, pasó por allí Sandra, quien también llevaba su cubo lleno. Entonces, la misma anciana la paró para pedirle un poco de agua. Sandra le dio todo el cubo de agua y le dijo a la anciana que no le importaba ir a llenar otro cubo. La anciana, para agradecérselo, hizo un hechizo: “cada vez que de tu boca salgan palabras bonitas y llenas de amor y generosidad, a la vez,  van a salir diamantes y perlas.

Y así fue como Lucía aprendió a ser más amable con la gente y a parecerse un poco más a su hermana Sandra, con quien mejoró la relación.

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